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28 DE AGOSTO DE 1964

Actuación en Forest Hill Tennis Stadium en Forest Hill, Nueva York. Cuando Los Beatles aterrizaron a las 3:02 am en el aeropuerto Kennedy, 3.000 fans los esperaban y otros cientos estaban apostados en las afueras del Hotel Delmónico en Park Avenue y la calle 59, donde se alojaron, aunque se suponía que el nombre del Hotel era un secreto. A la mañana siguiente miles de fans estaban allí. Las muchachas intentaron meterse por un túnel de concreto que había en las afueras del hotel, se las ingeniaron de las mil y un maneras para introducirse en el hotel, pensaban que ellos aún estaban allí y les enviaban paquetes falsos. Dos muchachas se disfrazaron de camareras para llegar a Los Beatles. El Inspector de la policía Thomas Renaghan jefe del Depto. de Detectives del Norte de Manhattan aseguró que el peligro no era tan grande. “Nosotros las separaremos de ellos fácilmente. Son solamente unas chiquillas, si no se hubiesen vestido de manera tan alocada, nunca sabríamos como reconocerlas”

Los Beatles empujaban las barricadas que habían formado la policía para poder llegar hasta su hotel, cuando de repente, una fan le arranca a Ringo su medalla de San Christofher de su cuello. Las fans estuvieron fuera hasta las 4:00am gritando todo el tiempo a cualquiera que se asomara por la ventana del hotel. Muchos de ellas cargaban radios portátiles que mantenían encendidos en las estaciones que pasaban pura música Beatle. La policía solía utilizar megáfonos para indicarle a los huéspedes que no se asomaran por las ventanas del hotel. Las chicas fueron controladas por las barricadas policiales que se erigieron al otro lado de Park Avenue, pero siempre había alguien que aparecía por una ventana, causando el caos a causa de los gritos y como las muchachas se esparcían por toda la calle, interrumpían el tráfico. Los reporteros de las radios, las alentaban colocándoles los micrófonos en la cara gritándoles: “OK vamos a escuchar esto por Los Beatles”


A la conferencia de prensa, se infiltraron algunos fans, dijo un reportero, alguien del séquito de Los Beatles farfulló entre dientes: “si se quieren ir por alguna razón, pueden hacerlo” a lo que McCartney respondió: “La policía dijo no. Nos dijo que estuviéramos alejados de las ventanas, muchachos. Después de todo, no podemos meternos en problemas con el jefe de la policía”.

Les preguntaron a Los Beatles sobre qué pensaban de los “matones gigantes” que aparecieron en escena en el aeropuerto la noche anterior, a lo que Paul replicó: “Esos éramos nosotros”.

John dijo en la conferencia de prensa que la chica que le robó la medalla a Ringo, Angie McGowan, se la devolvió y posó para los fotógrafos mientras, primero Ringo y luego Paul la besaban en la mejilla.

Los 15.983 asientos del estadio se vendieron totalmente y tuvieron que colocar sillas extras en el campo a US$ 6,50 cada una, un precio muy caro por aquellos días. Las fans estaban separadas de Los Beatles a 8 pies de altura. El grupo llegó en un helicóptero desde el Wall Street Heliport.

Bob Dylan, acompañado de su asistente y el periodista Al Aronowitz, visitaron al grupo en su hotel después del show, e introdujeron a Los Beatles y a Brian Epstein en la marihuana por primera vez.

Por lo que dicen todos Bob Dylan estaba más que sorprendido al descubrir que Los Beatles no estaban familiarizados con los efectos de la marihuana. Había tenido la impresión que el puente de 'I Wanna Hold Your Hand' tenía la línea “I get high” (“vuelo alto”) cuando en realidad Los Beatles cantaban "I can't hide" (“no puedo ocultarlo"). Cuando el malentendido fue aclarado Los Beatles y Brian se probaron ser entusiastas conversos. Se colocaron toallas húmedas en el fondo de las puertas de la suite de modo que el olor de la hierba no se impregnara en los cuartos externos. John sugirió que Ringo sea el primero en intentar fumarla, habiendo sido el tipo de caída elegido, y Ringo siguió adelante. Pero Ringo no estaba familiarizado con la etiqueta de fumar droga de tomar unos soplos del porro y pasarlo, y él fumó casi todo el primero él mismo. Se hicieron circular más a toda prisa y cada uno disfrutó de la experiencia. Paul fue el más profundamente afectado y se fue convencido de que era un genio por su perspicacia de que cada pensamiento y palabra deberían ser anotados para la posteridad. Mal Evans anotó todo lo que se decía.

John: "Nunca he estado tan excitado en reunirme con ningún otro músico antes. Supongo que habría sentido lo mismo si hubiera sido con Elvis, pero con nadie más. Una vez que nos encontramos a Dylan, entramos en conversación tan fácilmente que nos sorprendió a todos. La Beatlemania era algo que Dylan podía entender y relacionarse. Sus experiencias han sido las mismas, pero muy diferentes. Nos trató de explicar lo que sus admiradores se parecían, como actuaban. Entonces hablamos de música, sobre todo de la escritura de la letra, como él comenzaba una nueva canción, como le venían las ideas. Aquel hombre era un poeta verdadero. Estaba inspirado. Esto se ve en el material que escribe. No se podía realizar las canciones de Dylan como él las hace en sus discos a menos que uno no creyera en cada palabra".

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