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27 DE AGOSTO DE 1964

Actuación en Cincinnati Gardens, Amphitheater. La conferencia de prensa antes del concierto, fue más animada de lo usual. El Cincinnati Enquirer reportó: “Un periodista de Dayton les dijo a los cuatro que deberían ser capaces de manejar a una multitud de 30.000 personas sin protección policial, a lo que Lennon le contestó ‘Oh, bueno, tal vez tú puedas hacerlo. Eres más rápido de lo que nosotros podemos ser’. Algunos jóvenes se pararon y gritaron agudamente – en forma terrible- cuando Los Beatles aparecieron ¿Por qué? preguntaron ellos, McCartney dijo que ninguno de ellos lo sabía pero que había escuchado que los jóvenes pagaban para ir a sus conciertos solo para gritar, a algunos de ellos no les importaba si escuchaban o no porque tenían todos sus discos. Otro reportero les preguntó qué pensaban acerca de la analogía establecida por un psiquiatra entre la histeria generada por su rtimo y los discursos del dictador nazi, Adolf Hitler. Lennon le contestó abruptamente: ‘Dile que se calle, que eso solamente está en su cabeza’. Un periodista le preguntó a McCartney acerca de lo que pensaba con respecto al columnista Walter Winchell. Le respondió sin rodeos: ‘Dijo que yo era casado y no lo soy’. ‘A lo mejor quiere casarse contigo’, le sugirió Harrison. Los cuatros respondieron a una pregunta admitiendo que el espectáculo que venía después del concierto, era lo único que podían ver. Que ellos se iban de fiesta hasta las 4 o 5 de la mañana, dependiendo de las horas que podían dormir o cuantas horas de sueño necesitaban”. La audiencia fue de 17.000 personas, algunas se desmayaron y una chica tuvo convulsiones. Como era usual, el show se había ahogado en gritos. El Cincinnati Enquirer señaló en primera página “Jóvenes rayan en la locura: los fanáticos desmejoran su apariencia civilizada por Los Beatles”. El periódico reportó lo siguiente: “Se estimaron 115°F de temperatura, peinados derretidos y blusas desajustadas y sin inhibiciones. Bueno, algunas chicas iban muy arregladas, con la esperanza de ser alcanzadas con la mirada por algún Beatle. Un sacerdote se apareció entre la multitud, y mirando al periodista con lágrimas en sus ojos decía ‘No puedo creerlo, solo mírelos, ¡observe sus caras!’ Un técnico de la estación de televisión estaba tratando de arreglar el nivel de volumen de un instrumento. Él se rindió cuando el instrumento registró su lectura de máxima y se rompió". Los Beatles corrieron del escenario directo a las limusinas Cadillac y se dirigieron al Lunken Airpot, en donde alquilaron una avioneta que los esperaba para trasladarlos a Nueva York. Se embarcaron poco después de la medianoche.

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